miércoles, 23 de marzo de 2011

Mí gato

Recuerdo un jueves en concreto que acabé con una mujer casada en mi cama. Sí, he estado con una mujer casada en la cama ¿Qué donde está mi moral? La pregunta más bien es: ¿Dónde está SU moral? Porque es ella la casada no yo.

Aunque en otra época no hubiera acabado con ninguna mujer con pareja en mi cama, las cosas cambian... pero eso es algo que ya contaré más adelante.

En cualquier caso, esta historia trata sobre mi gato. Como ya he dicho estaba con la mujer casada en mi cama, me salto los preelimínales sobre como acabamos desnudos y sobre como ella acabo encima mía, aunque nunca la olvidare a cuatro patas interesada en los libros de la estantería porque, entre nosotros, tenía un culaco y un coñaco dignos de ser reventados hasta la saciedad. Estaba encima de mí, moviendo su cadera sinuosamente, a la espera de que la penetrará, cuando mi gato entró en la habitación y se nos quedo mirándonos a la cara fijamente.

No me malinterpretéis, no es que me guste que mi gato me mire a los ojos mientras mantengo una relación sexual, pero esa chica... mujer, le bufó a mi gato. Esté se hincho asustado y se fue corriendo. Si me hubiera pedido que echara al gato y cerrase la puerta lo habría hecho, y claro que le habría dado permiso para echar al gato fuera. Pero ella bufó a mi gato. MI GATO.

Mi: Palabra en clave que significa: Mío

Gato: mascota felina a la que le tengo aprecio porque es: Mía

Y le dije: “No le bufes a mí gato, el lleva aquí 2 años y tu acabas de llegar y en mi casa mi gato manda más que tú.”

Creo que se lo tomó a mal, porque se vistió, se fue y nunca más he vuelto a verla.

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