sábado, 5 de marzo de 2011

¿Como empezo realmente todo?

Bien, estaba en la cama con una chica guapa, delgada, bajita, no daré más detalles, excepto uno, estábamos desnudos, sí, íbamos hacer lo que piensas, a no ser que estés pensando en cualquier cosa que no sea sexo, hacía dos días que me había sentido abandonado apenas podía dormir, comer o ser capaz de querer vivir mi vida. Y aun me encontraba destrozado, dolido, jodido, apaleado, machacado, sacudido, en definitiva estaba hecho un desperdicio, totalmente roto. Si tienes la sensación de que estas palabras ya las has leído antes en mi blog, es porque así es, en la entrada anterior. Esto sucedió 12 horas después de lo que conté en la entrada anterior. Es otra chica distinta no es la misma, fue muchísima casualidad que coincidiéramos nos encontráramos y viniésemos a mi casa.

Mi mente decía que cuanto antes tuviera sexo con otra chica, antes dejaría de estar mal, empezaron las caricias, los arrumacos, los frotamientos testículo/vaginales y llego la hora de ponerse el preservativo, me incorporo un poco lo suficiente para cogerlo y allí estaba, la caja de condones que había comprado dos semanas antes, para gastarla con ella, con seis condones dentro, acompañada en la mesita de noche de otras dos cajas de condones que estaban cerradas y sobre esa puta caja de condones mi corazón. Un colgante de piedra con forma de corazón que le regale y que ahí estaba. Adiós pene erecto, hola melancolía.

Esta chica fue comprensiva conmigo, me abrazo desnuda, me beso en la mejilla, puse mi cabeza en su pecho y la abracé, había confianza de antes. Ya habíamos estado en la misma cama otras veces, de no ser así además de triste me sentiría humillado. Y ella de forma clónica, idéntica a la chica que doce horas antes estuvo en mi cama dijo: “la cantidad de historias que tiene que tener esta cama.”

Y ahí, justo en ese preciso momento, justo ahí. En ese punto, la idea estallo en mi mente. Hoy 7 para casi 8 meses después de aquello, desvelo la chispa que genero esta idea.

1 comentario:

  1. Bueno, no te sientas humillado porque no eres el único que ha sufrido un gatillazo de nostalgia... y en peores situaciones! Eso demuestra que somos personas y tenemos nuestro corazoncito, aunque a veces haya que colgarlo de la mesilla.

    ResponderEliminar