miércoles, 6 de julio de 2011

Cuatro horas

Escribo con la agonía de los nervios de un estreno. Pero no voy a estrenar nada... los que han hecho teatro alguna vez saben como son esos nervios de antes de un estreno, son los mismos nervios que cuando vas a llamar a una chica que te gusta mucho y te late el corazón a toda maquina mientras piensas: Solo voy a llamarla ¿Por qué estoy tan nervioso?

Son esos nervios de cuando has quedado con una chica a las 20:30 y son las 16:30 y faltan tan solo cuatro horas. Y no sabes como demonios asesinar el tiempo que te queda, porque... ¿Qué se puede hacer? no puedo pensar, y no me puedo relajar, lo único que se pasa por mi cabeza es que dentro de cuatro horas la veré.

Me he despertado a las siete de la mañana, no podía dormir y mira que no tenía que hacer nada, me he puesto a jugar a los sims 2, me he tirado 1 hora paseando y a las 11 estaba desayunando. Y no sabía que más hacer, me he puesto a construir mi laboratorio secreto en los sims 2, y ya que estaba como tenía 100.000 Simboleones, me he construido un garaje, un gimnasio y voy a cambiar mi habitación... Me he puesto a limpiar, me hubiera puesto a estudiar si fuera capaz de concentrarme en algo, he revisado la alarma del móvil unas 7 u 8 veces, para asegurarme que no voy a llegar tarde.

A las 15:20 empiezo a comer y a ver un capitulo de Smallville. Son las 16:36 y estoy hablando con ella por messenger mientras espero que se pasen estas 3 horas y 54 minutos y escribo esta entrada para mi blog. Me desespero de nuevo, respiro hondo y vuelvo a mirar la hora, son las 16:39 ¡¿Cómo que solo han pasado 3 minutos?!

¿Qué porque cuento esto en mi blog que habla sobre historias de una cama? Pues por dos motivos el primero, porque a esa chica, quiero llevármela a la cama. Y el segundo es porque ahora a las: 16:43 (joder, no me puedo creer que solo hallan pasado 6 minutos más.) me voy a ir a dormir la siesta, sí, porque así mientras duermo, si consigo dormirme, estaré en ese estado en el que uno no es consciente de nada y cuando me levante a las 18:20 porque he puesto el despertador a esa hora, me ducharé, me lavaré los dientes, elegiré que vaqueros me gustan más, hasta me echare desodorante...

Me masturbaría también, pero me da miedo hacerlo y que después acabe con ella en la cama y esté seco, claro que también me aterra la idea de no hacerlo y que después acabe con ella en la cama y no sea capaz de aguantar mucho porque llevo empalmado desde las cuatro y ahora son las 16:52 y falta poco más de 3 horas.

Me he pasado otro minuto mirando el reloj del ordenador, son las 16:53

Que lento pasa el tiempo... ¿pero sabéis qué...? Para cuando vosotros esteís leyendo esta entrada, habrá pasado al menos un mes desde que la escribí... y para dejaros esperando como yo tuve que esperar, hasta dentro de cuatro entradas, no contaré nada que tenga que ver ella, ni con hoy, ni con lo que pasará, pasó, en esa cama.


Son las 16:57.

16:58...

1 comentario:

  1. Odio con toda mi alma la lentitud del reloj cuando le pides a gritos que corra, que corra por dios, que pasen los minutos como segundos...y las horas como minutos...también odio cuando quieres que el tiempo se pare, cuando necesitas que ese viaje en coche o ese paseo o esa hora que te falta para irte, recojerte, perder de vista ese momento mágico se haga eterno, que el mundo explote si es necesario pero estar toda una eternidad así, allí, solo en ese momento...

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