Todavía huelo a la chica con la que compartí cama hace 10 horas, todavía siento el eco de sus labios, sus mordiscos, sus gemidos, sus gritos, mmmmmmmm como gritaba... y que bien sabía utilizar su boca, sus manos, sus pechos. Me huelo y huelo a su perfume y se me pone dura como una roca, tengo ganas de tenerla aquí, no quiero parar de follar con ella. La cama entera esta impregnada de su olor, y en el cuello llevo su marca, le gusta morder y que la muerdan. Me gusta morderla y olerla, besarla, lamerla, quererla, abrazarla, tocarla, acariciarla, penetrarla, escucharla, sentirla, apretarle sus manos contra la cama, jugar con sus pechos... explorar con mi lengua todo su cuerpo y no dejar rincón alguno que se quede sin follar.
¡Dios!
Me gustaría volver a masturbarme, pero no puedo. Ella se encargo la noche anterior de dejarme completamente seco.
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