miércoles, 21 de diciembre de 2011

Yo también he sido el Doctor

El Doctor Who es una serie que me encanta, tanto que en menos de dos semanas me he visto dos temporadas y unos ocho capítulos y antes de acostarme esta noche serán dos temporadas y nueve capítulos, y eso solo de la serie actual, de la anterior, la primera, la de 1963 me he visto ya tres capítulos. Y los que me quedan... La primera vez que la vi pensé: Todo esto es increíble y también dudaba entre si lo que estaba viendo era una genialidad brillante o una gran estupidez absurda.

Os la recomiendo, porque, parece que no... pero es sobretodo impactante y tremendamente realista. ¿Realista? Preguntareis los que la conozcáis, sí, así es: realista.

Es cierto alienígenas y ciencia ficción y viajes en el tiempo y un espacio inmenso dentro de un espacio muy pequeño y todo eso, pero lo que cuenta es el mensaje, el otro día soñé que era El Doctor. Tal vez viaje en el tiempo y cuente lo que soñé pero lo mejor está en que me sentí como él cuando amanecí, fue una extraña comparación la que tuvo lugar en mi mente...

Definitivamente tengo que viajar atrás en el tiempo, recomendaros que veáis la serie para que entendáis porque yo también he sido el Doctor Who. Mi cabina, la TARDIS, es mi habitación, mi mente es el corazón de la TARDIS, y yo era el doctor. Al igual que el Doctor soy el último de mi especie, y me siento solo a menudo y viajo a todos los mundos increíblemente diferentes y distintos, que son, en el fondo: iguales. Así como lo es en la realidad cada una de las personas con las que me cruzo cuando salgo de la TARDIS y en la TARDIS he viajado con muchas compañeras, están Rose, Marta, Susan... Aunque en mi vida tenían otros nombres. Todas ellas diferentes e incluso yo mismo cada vez que me sentía morir era un Doctor diferente, como en la serie. He visto al igual que él lo peor y lo mejor de la raza humana, me he enfrentado a parásitos y visto amaneceres increíbles y he tenido que resolver todos mis problemas con ingenio y al igual que él, echo de menos a la última viajera que tuve en la TARDIS y sé que la siguiente no podrá sustituirla y ni siquiera intento que la sustituya, sencillamente necesito una compañera porque al final del día, después de cada viaje, lo que todos necesitamos es una mano, una mano a la que estrechar, y saber que puedes confiar en esa persona.

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