sábado, 5 de noviembre de 2011

El día de los muertos.

Un día, estaba con una chica en mi cama andábamos asustados los dos estúpidamente, pensando que había un fantasma, eso fue hace mucho...

Este Halloween me he metido en la cama con fantasmas muy distintos. Después de ducharme y quitarme todo el maquillaje de Bettelchus. Me conecte un rato al “Caralibro” y, como hago cada vez que me da el volunto para hacerme publicidad del blog, empujado por la tristeza de mi brutal caída en picado de las visitas, decidí, como antaño: Volver agregar a gente al Facebook hasta que me salte la restricción. Mi ordenador va lento. No importa, empecé a cliquear en todas las pestañitas de sugerencias donde me aparecía: +Añadir como amigo. A las 4 de la mañana, tengo sueño, estoy cansado y pensando en mis proyectos de futuro. (De los que hablaré dentro de poco) Así que ni siquiera me fijaba en a quién le mandaba las solicitudes. ¿Adivináis a quién le mande la solicitud?

Cuando ya estaba hecho pensé: ¡Mierda!

Después, pensé: ¿Qué pensará ahora de mí?

Al poco, pensé: Todavía...

Y, sí. Todavía, todavía...

Joder, todavía...

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