Antes, cuando tenía perros en casa, recuerdo que muchas noches mis perros llamaban con su pata a la puerta. Querían entrar pero mi madre que no quería que les dejase entrar, me convenció para que no les dejase entrar, así que, a pesar de vivir solo, yo no les dejaba entrar. Ahora mi gato llama a la puerta de la habitación con esa ternura innata que tiene y su forma elegante y triste de maullar que viene a decir: “estoy solito, triste y solito y hace frío por favor, ábreme” el gato me convence y cuando entra dentro, se pone arañarlo todo, se vuelve loco y empieza a saltar y a hacer las típicas cosas de gato loco cuando llega en un gato el Crazy Time (¿se escribe así?) la hora de volverse loco. Concretamente esa hora, le llega cuando yo me estoy quedando dormido. Y entonces acaba la mitad de las veces haciéndome que me levante y echándolo de nuevo y después vuelve a llamar a la puerta: “miau”
Esta vez no gatito. Esta vez no.
me gustan mucho tus letras gracias por compartirlas...lu...una amiga en facebook
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