A las siete de la mañana suena el despertador: Me ducho, me visto pasando un frió de pelotas porque está historia sucedió en Diciembre. Me arreglo, desayuno y me voy para la escuela he quedado a las 8 para ensayar la coreografía de Danza. Un examen que nos toca hacer...
Llegué tarde.
A las siete menos cuarto de la mañana suena el despertador: Me ducho, me visto pasando un frió de pelotas, me arreglo desayuno y me vuelvo a ir para la escuela hemos quedado a las 8 y esta historia se repitió durante dos semanas, el jueves tocaba el examen y no tenían otra hora a la que quedar.
Llegué tarde.
A las seis y media de la mañana suena el despertador: Me ducho, me visto, me arreglo y etcétera. En el fondo estaba tocado de los huevos porque yo los martes no tengo ninguna clase, o sea: que solo me desperté para ir a esa mierda de ensayo.
Llegué tarde.
Otra vez.
A las seis de la mañana suena el despertador: Lo ignoro hasta las seis y media.
Llegué tarde. De nuevo.
Y es que a veces hay cosas a las que estás predestinado a no llegar.
Posdata: Para verlo en "vidrio" aquí teneís el video de la coreografía.
http://www.youtube.com/watch?v=KBk9OxkMoJw&feature=related
No hay comentarios:
Publicar un comentario