La verdad es que desde luego una niña de 12 años debería ser
una niña y no debería ser responsable de sus errores, más allá de la mera
reprimenda que debe de formar su educación.
La verdad es que el degenerado que chantajeo a una niña
porque tenía la polla endurecida y estaba sexualmente enfermo, actuó por
lujuria y enfurecido ante el calentamiento de su miembro.
La verdad es que un grupo de preadolescentes no son
conscientes de la repercusión de sus actos y tal vez hablen demasiado a la
ligera a la hora de insultar, golpear, gritar y desear la muerte de alguien,
hasta el punto en que ese alguien se suicida.
La verdad es que los padres, probablemente, no supiesen que
hacer ante la situación y que una buena reacción a tiempo hubiera evitado la
muerte de la chica. Pero el no saber que hacer tampoco los convierte en malos
padres.
La verdad es que la historia de Amanda Todd es una muy buena
historia.
Buena, sobretodo, porque no hay culpables. No hay ningún
culpable. No existe ningún motivo como para que enseñar las tetas por internet
deba acabar en suicidio. No existe ningún motivo en el mundo como para
justificar que unos padres debieran saber que hacer ante esa situación. No existe
ningún motivo para que una especie, la humana, que presume de ser racional, no
haya aprendido a controlar su lujuria o su ira.
Es una buena historia porque nos muestra como somos. Todos
hemos sido, seremos y somos a la vez el grupo de preadolescentes, el pedófilo
degenerado y los padres de Amanda Todd, todos, todas nuestras facetas, todo lo
que somos, el ser humano en sí es una muestra de esa macabra historia.
Y obviamente tenemos que ser consecuentes con los somos, así
que ¿Cómo no? Internet se ha divido en 3 facciones:
Los hipócritas que quieren santificar
a una niña de 12 años que se ha suicidado y quieren la sangre del pedófilo.
Los
cabrones que se ríen del hecho de que no supiera asumir “Sus errores de guarra”
Y los que
no les importa a secas, porque a ellos no les toca nada.
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