Me dijo una chica una vez: Podrías hacer más.
Y pensé, eso: es Verdad. Una verdad tan relativa y reciproca que como verdad absoluta no tiene valor. Porque todos siempre podemos hacer más, mucho más y más, siempre más.
Y pensé que cuando exiges más, a alguien, podrías no hacerlo y exigirte más a ti mismo.
Es lo bonito del amor, del amor de verdad, que no exiges más, no lo exiges porque lo esperas expectante y con fe porque solo quieres que te quieran tal cual, solo porque conocen como eres y esperas que den más y más por ti sin pedirlo y tú piensas siempre que estás dispuesto a dar más y más.
Y si dejáramos de pensar los eternos enamorados de la nada, en el amor y en la idea extinta del amor y de las llamas perdidas y aplicáramos a la vida real los conocimientos adquiridos en el mundo del amor. El mundo sería mucho mejor.
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